martes, 2 de abril de 2013

Chien


Yo tuve un perro que ladraba con acento francés. A mis amigos les decía que era porque le gustaba mucho Edith Piaf pero a mi porque antes había sido francés y ahora estaba cumpliendo su sueño: reencarnar en un perro. Además de ladrar con acento francés, ese perro hablaba. Y creía en la reencarnación, por lo menos en la reencarnación de los hombres y le asistía razón, decía. Yo mucha bolilla no le daba, porque si no era creíble que un perro hable, mucho menos que ese perro que hablaba fuese un francés reencarnado. Además seamos sinceros ¿Cómo vas a reencarnar en un perro cuando tenés la posibilidad de vivir una segunda vida? Siempre le preguntaba eso cuando lograba hacerme entrar en una discusión asado de por medio, porque hable o no hable, un perro siempre es un gran compañero para los asados y ahí yo me ablandaba un poco. “No hay de estos en Marsella” me decía señalando la parrilla, bah en realidad decía “No hay de estos en Marseille” porque sabía que me daba bronca cuando pronunciaba el acento francés.
A veces me quedaba tardes enteras mirándolo, incrédulo. Era tan distinto a los otros perros que por momentos lograba hacerme creer que realmente era la reencarnación de un francés al mismo tiempo que pensaba “que desperdicio reencarnar en un perro para llevar una vida parecida a la de los hombres”. Una vez se lo dije y me miró con lástima: “Tu ne comprends” me contestó. Le pegué con una vara y me insultó. “Los perros no hablan” le dije, y no lo vi más.

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