Yo
tuve un perro que ladraba con acento francés. A mis amigos les decía que era
porque le gustaba mucho Edith Piaf pero a mi porque antes había
sido francés y ahora estaba cumpliendo su sueño: reencarnar en un perro. Además
de ladrar con acento francés, ese perro hablaba. Y creía en la reencarnación,
por lo menos en la reencarnación de los hombres y le asistía razón, decía. Yo
mucha bolilla no le daba, porque si no era creíble que un perro hable, mucho
menos que ese perro que hablaba fuese un francés reencarnado. Además seamos
sinceros ¿Cómo vas a reencarnar en un perro cuando tenés la posibilidad de
vivir una segunda vida? Siempre le preguntaba eso cuando lograba hacerme entrar
en una discusión asado de por medio, porque hable o no hable, un perro siempre
es un gran compañero para los asados y ahí yo me ablandaba un poco. “No hay de
estos en Marsella” me decía señalando la parrilla, bah en realidad decía “No
hay de estos en Marseille”
porque sabía que me daba bronca cuando pronunciaba el acento francés.
A
veces me quedaba tardes enteras mirándolo, incrédulo. Era tan distinto a los
otros perros que por momentos lograba hacerme creer que realmente era la
reencarnación de un francés al mismo tiempo que pensaba “que desperdicio
reencarnar en un perro para llevar una vida parecida a la de los hombres”. Una
vez se lo dije y me miró con lástima: “Tu
ne comprends” me contestó. Le pegué con una vara y me insultó. “Los perros
no hablan” le dije, y no lo vi más.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarhagan mas de éstos ché!
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