lunes, 9 de diciembre de 2013

El otro caballo blanco

Los Artigas preferían los tordillos. Es sabido que José, el prócer, tenía un excelso caballo blanco; pero Manuel, el primo, tenía uno mejor. Mateando después de planear la estrategia para la Batalla de Las Piedras, Manuel y José fueron a elegir sus caballos de una numerosa tropilla. De tres tordillos, José eligió el que miraba distante, el que perdía la vista en las lejanas planicies. Manuel se quedó con uno más petisón con pecho y ancas de guerrero. Claro, Manuel, que debía atacar la retaguardia apenas con picanas y boleadoras, precisaba potencia en las cuatro patas. “Buenos aplomos y firme atropellada”, fue su única sentencia.

Ayer en el hipódromo de Las Piedras vino a 20 un pingo al que le jugué. En el paseo tuve emociones que venían de tordillo petisón de pecho y ancas de guerrero, buenos aplomos, también es cierto. La recta sirvió de alfombra para la firme atropellada... ¡qué firme! una lanza que impuso 490 kilos de acero en la sombra del disco.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Noches de salva

no enfrentan, te miran el perfil

obsesiones de mejilla ajena
condensadas a la sombra mojan 
la cara de porcelana
que pone el miedo a un costado

miran lo que no es de nadie
labios ilegibles
                       narices planas sin agujeros
impávidas sienes
                       en la línea de fuego.


no enfrentan, te trompean de reojo

fantasmas de sábana apolillada
empecinados con la trampa
al solitario de las noches de salva
que pone el miedo bajo las plumas

castigan lo que no es de nadie
trama de birome roja
                               papeles quemados por herejes
tiesos ideales 
                      recostados a la pared.

Nudillos de púgil caníbal


Dama con labios hinchados
pies inquietos de vagabundo zig zag

caballete de resorte rebelde 
chato sangrado: 
                        que te hizo mujer.

insensibles ojos iracundos
apuntando de mano y salva 
donde duele,

donde más lastima hacen chispa
vapores de erupción como señales 
                                                   de niebla espesa. 

nudillos guante adentro 
estremecidos caníbales 
poniendo a prueba el hule indeformable,

cuatro verdades en punta
que contradicciones no pretenden
                                                  y hacer deporte tampoco.

la fiebre suda 
violenta
un cruzado de nocaut 
y un gancho largo de replay 
presentan la única incertidumbre.

el mundo de esquiva postura
protege su mandíbula incesante
como humano
contra las cuerdas rebotando
y de baile en las esquinas.

al costado de lo oscuro queda calle 
para una semicircular trayectoria alternativa
a la oreja un crochet de zurda 
que al que pega... 
                           tambalea más.

Cuando suena la campana abre el bar
¿cuántos rounds faltarán?
acodado de espaldas al ring
suspiro con los dedos un conteo: hasta diez.

Cuando suena la campana aturde al sacristán
que descreído del arbitraje
adelanta muecas de dolor y se persigna 
entre rezos de apocalipsis: vuelve a perdonarlo.
                                         
Cuando suena la campana reviven las gateras
El Mundo (Pecado Original y Natura Manda por El Gran Señor)  
es la fija del programa
vamo' al bombo mi amor: yo te tiro la toalla.

Bastón

malas juntas, reconocidas
caza fantasmas
que pisando sábanas de seda
descubren al gusano y el boquete 
                                                  en la manzana.

malas juntas, abreviadas
sanaciones
si alterando el recuento de certezas
cierran tajos 
                    que no debieron abrir.

malas juntas, indefinidas
experimentos
van incluyendo otras dudas al método
copas a las nuevas inferencias 
                                         que reviven el absurdo. 

mala junta, mi bastón
pilote de barro duro
con agudo ángulo sobre el piso
ciruja tercer rodilla postergando el golpe 
                                                           y el ruido.