Omar Picún nació bajo el signo de Aries pero al ser anotado tarde en el
registro, su carácter era más bien Taurino. Omar creció viendo “Entreamigos” y
ya de niño quiso ser ventrílocuo. Todos sus amigos de la escuela jugaban a la
pelota pero a el no le atraía, pasaba sus ratos de ocio imitando a su ídolo,
José Luis Moreno. Con el tiempo perfeccionó su técnica de manera autodidacta y,
reunión familiar que había, reunión que “Marcito” repartía hilaridad entre la
parentela. No solo por su habilidad para “hablar con la boca cerrada” sino por
la ocurrencia de sus diálogos. Era capaz de disertar sobre deportes,
actualidad, política, jet set... en fin, parecido a Federico Buysan pero sin
soberbia ni maldad.
Un día, harto de su repertorio de personajes trillados, Omar quiso ir más
allá. Dribleando la mediocridad buscó dar vida a un nuevo personaje. Pasó toda
la noche en la tarea, sin dejar cabos sueltos. Finalmente lo nombró Walas.
Walas sería la primer marioneta mimo que cobraría vida a través de un
ventrílocuo. Un gol de media cancha, en la hora y con la mano. El show de Omar
y Walas recorrió gran parte de las kermeses montevideanas en los 90's, llegando incluso a reemplazar de las "marquesinas" al Payaso Pildorita.
Debido a su éxito le
propusieron un programa de cable en horario central, pero su conciencia de
clase (la tv para abonados era un lujo en esos años) le hizo declinar la
oferta. Hoy tienen un micro de radio a la mañana que va por AM.
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