sábado, 6 de abril de 2013

Sucedió una noche en el Hotel Carrasco *

Roberto ya estaba cansado. Había aceptado trabajar como sereno en la restauración del Hotel Carrasco en octubre de 2010, en esa época llevaba tres meses sobrio y si trabajaba otros seis, por fin podría reencontrarse con sus hijos en España. 
Esa noche llegó al trabajo con la cabeza en otra cosa; ya era diciembre de 2012, se acercaban las fiestas y un préstamo innecesario lo obligaba a pasar otra Navidad lejos de Luis y Sofía. Para colmo la situación en Europa era dura, por lo que una visita de ellos estaba descartada. 
Promediando la vigilia tomó la decisión: iba a dejar el trabajo hoy mismo. Murmuró algo y salió rumbo al techo más alto de la construcción. La desidia le impidió llegar a la cumbre pero se acomodó en un alero bastante alto y calculó la caída. 
Se sorprendió cuando sintió el roce del guante de seda en su mano derecha, detrás del tul blanco ella lo miraba y él, helado de miedo, sólo atinó a escucharla: “La caída dura 2 segundos, el dolor toda la eternidad”. 


*Consigna del concurso de La Tertulia.

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