viernes, 21 de junio de 2013

Un gol inolvidable *

¡Qué coche aquel! Nunca conseguiré olvidar ese Gol negro del 94. Se lo compré usado a una vieja, que lo había elegido negro para respetar el luto. Al año se había vuelto a casar y se lo quiso sacar de encima. Yo tenía la plata, salió el negocio. Estaba nuevito, le cambié las llantas y le dejé los asientos con el cuero a la vista.

En mis mejores cuentos, ese auto anda a la vuelta. El coche estaba potro y yo tenía la mejor edad para montarlo. Una tragicomedia de las que afianzan la personalidad, lo involucra: una noche de verano, ventanilla abierta y acelerador fulguroso, se me cruzó un camión de feria que venía por la izquierda pero con preferencia.

El volantazo fue un reflejo mancomunado entre mi sorpresa y las mañas del auto. Le di de costado, apenas algún rasguño. El oficial preguntó si no había visto el Ceda el paso, a lo que respondí: “Lo vi, al igual que en las cinco esquinas anteriores, pero vio Oficial, no es cuestión de andar cediendo siempre”.

(*) - Con la consigna de La Tertulia de Radio El Espectador.

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